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viernes, noviembre 22, 2024

Jesuitas invitan a encontrarse con el otro, a mirar al migrante con fraternidad

Dejar de sentirse amenazado por la otredad requiere de un trabajo interno que permita reconocer en el encuentro interpersonal una posibilidad de construir fraternidad

 Puebla, MĆ©xico.- En la encĆ­clica Fratelli Tutti (2020), el papa Francisco apunta: ā€œsolo identificĆ”ndome con los Ćŗltimos llegarĆ© a ser hermano y hermana de todosā€. La idea de hermanarse con la otredad persigue la necesidad imperante de comenzar a pensar en las personas desde la dignidad. El encuentro solidario con la diversidad, dice el Santo Padre, contribuye a generar sociedades justas y esperanzadoras.

Como reflejo de su formaciĆ³n jesuita, Francisco invita a tener una mirada contemplativa de la realidad que ponga a las personas en el centro. La misma premisa es recuperada por la IBERO Puebla en sus diferentes espacios de formaciĆ³n e incidencia social, como es el curso anual FormaciĆ³n en migraciĆ³n para la transformaciĆ³n social que cerrĆ³ sus actividades con una conferencia magistral.

La COVID es el primer eslabĆ³n en una cadena de problemĆ”ticas sociales, polĆ­ticas, econĆ³micas, ambientales y morales que afectan al mundo en la actualidad. Una de ellas, la migraciĆ³n, concierne a 1,000 millones de personas, de las cuales 280 millones se desplazan de manera internacional. El peligro de abordar el fenĆ³meno desde la estadĆ­stica es la deshumanizaciĆ³n de las experiencias vitales.

Los movimientos migratorios, especialmente los que se realizan de forma masiva, detonan una serie de emociones que van desde la compasiĆ³n al rechazo. ā€œEn muchas ocasiones, los migrantes son vistos como los chivos expiatorios [ā€¦]. Es mĆ”s fĆ”cil echarle la culpa al que viene de fuera, al que no puede votar, al que habla diferenteā€¦ā€, asegurĆ³ Alberto Ares, SJ, director del Servicio Jesuita a Refugiados Europa.

Un fenĆ³meno tan complejo como el desplazamiento de personas pone a prueba la fraternidad total auspiciada por Francisco. Su enfoque, no obstante, cuenta con un amplio antecedente en el Vaticano: Juan Pablo II puso el foco de los movimientos migratorios en las personas, mientras que Benedicto XVI lo asumiĆ³ como un signo de los tiempos. El discurso del pontĆ­fice actual se centra en la cultura del cuidado y del encuentro como vĆ­as para construir la amistad social.

AsĆ­, el principio de una fraternidad familiar busca anteponerse a las posturas dominantes que seƱalan al migrante como un ser inferior y no grato. ā€œComo buenos samaritanos estamos llamados a cuidarnos los unos a los otros sin importar las barrerasā€, apunta la encĆ­clica. Francisco invita a las personas a elegir la reconciliaciĆ³n por encima del rechazo.

Existen miedos ancestrales que no han sido superados; uno de ellos se expresa en el repudio a lo desconocido. Alberto Ares asegurĆ³ que la erradicaciĆ³n de fobias requiere de una apertura del mundo basada en los principios elementales de derechos humanos que reconocen la dignidad de todas las personas.

Dicho proceso debe inspirarse en un espĆ­ritu de hospitalidad, virtud amorosa que permite comprender las circunstancias en las cuales una persona abandona su hogar, para incluirla en una comunidad mĆ”s armĆ³nica. DecĆ­a San AgustĆ­n: ā€œNadie se envanezca porque acoge al inmigrante: Cristo lo fueā€.

En Fratelli tutti se proponen acciones sustanciales como incrementar visados, abrir corredores comunitarios y garantizar el acceso a servicios bƔsicos y a documentos de identidad.

Existe una dimensiĆ³n polĆ­tica ineludible en la fraternidad. La constituciĆ³n de Ć³rdenes sociopolĆ­ticos incluyentes requiere de una mirada compasiva que permita que todas las personas accedan a todos los beneficios de una ciudadanĆ­a. AdemĆ”s, la encĆ­clica tambiĆ©n convoca a redefinir el concepto de identidad para ampliarlo a la aceptaciĆ³n de la humanidad como gran una familia.

Fratelli Tutti ofrece una iniciativa para encaminar polĆ­ticas pĆŗblicas inclusivas basadas en cuatro verbos: acoger, promover, proteger e integrar. Para el conferencista, las legislaciones nacionales e internacionales deben estar orientadas a sanar las problemĆ”ticas sociales en lugar de encontrar en la persona migrante el origen de todos los males.

Para no quedarse en propuestas idĆ­licas, Alberto Ares ha dedicado su vida a la construcciĆ³n de puentes entre diferentes actores sociales para contrarrestar las autocomplacencias del Estado, las Iglesias y las organizaciones sociales. ā€œLa encĆ­clica nos ayuda a ver que somos mucho mĆ”s allĆ” de nuestro ombligo. Si ponemos en el centro a las personas es mĆ”s fĆ”cil construir proyectosā€, concluyĆ³.

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