HernĆ”n CortĆ©s, narra en su āsegunda carta de relaciĆ³nā fechada el 30 de octubre de 1520 la muerte del emperador Moctezuma
Por Atilio Peralta Merino
Acaecida el 30 de junio de 1520 a consecuencia del impacto de una piedra, lanzada por sus propios sĆŗbditos tres dĆas antes, cuando, desde el palacio de AxayĆ”catl, su padre, en el que se encontraba cautivo, trataba de contener la ira popular contra los āteulesā, desatada por la matanza de los nobles mexicas perpetrada por Pedro de Alvarado en medio de las festividades rituales de āTĆ³xcatlā.
Siendo esta al menos la versiĆ³n de la que nos da cuenta Bernal DĆaz del Castillo en la āHistoria Verdadera de la Conquista de le Nueva EspaƱaā, la misma que a cabalidad se compagina con la relaciĆ³n del conquistador extremeƱo, y que, por principio de cunetas, ni AndrĆ©s de Tapia, ni Francisco LĆ³pez de GĆ³mara, ni Illescas, ni Antonio SolĆs Rivadeneyra contravienen en sus respectivas crĆ³nicas.
Deja constancia, no obstante, el propio GĆ³mara que el fraile mercedario BartolomĆ© de Olmedo, encargado del cuidado y conversiĆ³n de Moctezuma:
āā¦no creyĆ³ que de aquella hubiera muerto salvo aquĆ©l debĆa de mandar se pusiera alguna cosa con que se pasmĆ³ā.
Fray Bernardino de SahagĆŗn, por su parte, resulta mucho mĆ”s contundente que fray BartolmĆ© en su afirmaciĆ³n inculpatoria, quiĆ©n, al decir de Carlos Pereyra: āhace morir a Moctezuma apuƱalado por mandato de CortĆ©sā.
Siguiendo la pista a la denuncia del autor de āLa Historia General de las Cosas de la Nueva EspaƱaā, Alfredo Chavero realiza una autĆ©ntica reconstrucciĆ³n de hechos, fiel, a no dudarse, a la experiencia de funcionario judicial que desempeƱara en sus mocedades.
ReconstrucciĆ³n de unos hechos, que incluyen a detalle el periplos de los restos mortales de un personaje prominente, que parecieran no tener mĆ”s propĆ³sito , que ocultarlos a toda posible observaciĆ³n inquisitiva ,y, llevado a cabo, en este caso, no por el que es seƱalado como autor del atentado o sus subordinados, sino por los deudos del personaje finado.
āNo podemos comprender, se dice en āMĆ©xico A TravĆ©s de los Siglosā, como la piedra tirada a Moctezuma, matara tambiĆ©n a Cacama rey de Texcoco y a TotoquihuĆ”tzin rey de Tlacopan. CortĆ©s dice que los presos murieron en la batalla de la Noche Triste; pero es raro que murieran todos y se salvara Marina, la tlaxcalteca doƱa Luisa, manceba de CortĆ©s, CuicuitzcĆ”tzin el acolhua su amigo y un descendiente de Tezozomoc llamado Huitzilihuitl, cuyos herederos tomaron el apellido de Austria Montesuma, y a mediados del siglo XVIII formaron un expediente pretendiendo descender de Moctezuma y de CuauhtĆ©moc, hechos incompatiblesā
William Prescott ignora lo que hicieron los mexicas con el cadĆ”ver de Moctezuma, no obstante, Manuel Orozco y Berra refiere que entregaron el cuerpo a ApanĆ©catl , quiĆ©n lo condujo primero a Huitzillan; arrojado de ahĆ por malos tratamientos, lo llevĆ³ a NecatitlĆ”n de donde lo expulsaron a flechazos; lo mismo pasĆ³ en Tecpantiznco, hasta que en AcatliyacĆ”pan lo recibieron yen donde lo quemaron o escondieron, pues el texto mismo es oscuro y puede interpretarse de las dos maneras. Existe una pintura jeroglĆfica que representa esa triste peregrinaciĆ³n del cadĆ”ver de Moctezuma.
Los CadĆ”veres de los otros grandes seƱores muertos en el cuartel, nos dice Alfredo Chavero, recibieron los honores fĆŗnebres acostumbrados; y especialmente sabemos que para hacerlos al de IztacuĆ”uhtzin lo condujeron a una canoa a Tlatelolco.
No sabemos en realidad como muriĆ³ Moctezuma, nos dice Carlos Pereyra, pero es claro a partir de la denuncia que consigna Fray Bernardino de SahagĆŗn, muchas incĆ³gnitas se entrecruzan en su deceso, y los hechos, por ende, no resultan al parecer tan diĆ”fanos, trasparentes y claros como al efecto se pretenderĆa por parte de HernĆ”n CortĆ©s en su āsegunda carta de relaciĆ³nā.