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martes, abril 29, 2025

Leningrado: Las verdaderas asociaciones civiles en acción

Por Rodrigo Rosales Escalona

La sociedad civil, como tal, es expresión viva en una sociedad que pondera las leyes que emana de ella misma en sus reclamos de democracia y justicia,

“Un líder eficaz debe saber transmitir el compromiso con la organización y el proyecto, siendo ejemplo para todos los miembros del equipo. Un líder comprometido es aquel que inspira y contagia”. Warren Bennis

Es común que diversos grupos políticos, empresariales o los llamados “intelectuales”, se asuman como garantes líderes del conjunto social, al asumirse como guías de lo que se dicen ser “sociedad civil”, cuestión que manifiestan un objetivo de control sobre diversas causas sociales de protesta contra arbitrariedades o violaciones a los derechos constitucionales y humanos a los que son sometidos.

Cuestión cuyo interés no es el conjunto social, y sí manipular mensajes que coincidan con dichas expresiones de protesta, mediante la invención de Organizaciones Civiles, que corresponden a una línea determinada de intereses económico, político y social, incluso, religioso.

“Sociedad civil” es un concepto histórico, dinámico y cambiante. Resulta de la reflexión sobre los procesos interdependientes derivados de las relaciones entre el Estado, el mercado y los ciudadanos, que ha sido objeto de diversos tratamientos, generalmente inscritos en concepciones ideológicas muy concretas, relacionadas con el momento político-social en que tenía lugar dicha reflexión. Está directamente ligado a la noción de democracia, y en la época moderna, más exactamente a la del establecimiento de un orden social y político basado en el liberalismo, lo que implica un sistema representativo, la participación ciudadana y la actividad de asociaciones y grupos de interés, así como una economía de mercado.

“Las organizaciones de la sociedad civil son agrupaciones constituidas por individuos, fundamentados en lazos asociativos que pueden realizar actividades de defensa y respeto a los derechos humanos, de apoyo o asistencia a terceros sin fines de lucro ni de proselitismo partidista, político-electoral o religioso, que no persiguen beneficios personales sino sociales comunitarios. Esencialmente su origen responde al derecho de todo miembro de la sociedad de ejercer su participación ciudadana como la clave para la existencia de una mayor corresponsabilidad de los gobiernos y los ciudadanos.”

Fuente: ¿Qué es una OSC? Acciones y Programas. Instituto Nacional de Desarrollo Social. Consultado el 11 de septiembre de 2023. https://www.gob.mx/indesol/acciones-y-programas/registro-federal-de-las-osc

De acuerdo a lo anterior, el término sociedad civil, como concepto de la ciencia social, designa a la diversidad de personas que con categoría de ciudadanos y generalmente de manera colectiva, actúan para tomar decisiones en el ámbito público que conciernen a todo individuo situado fuera de las estructuras gubernamentales, de los partidos políticos, las empresas o poderes económicos, y las instituciones religiosas.

La sociedad civil se concibe como el espacio de vida social organizada que es voluntariamente autogenerada, independiente, autónoma del Estado y limitada por un orden legal o juego de reglas compartidas. Involucra a ciudadanos actuando colectivamente en una esfera pública para expresar sus intereses, pasiones e ideas, y para intercambiar información alcanzando objetivos comunes.

Formalmente se comprende a la sociedad civil como el conjunto de ciudadanos organizados como tales para actuar en el campo de lo público en busca del bien común, sin ánimo de lucro personal ni buscar el poder político o la adhesión a un partido determinado.1

En otra definición, la sociedad civil son agrupaciones ciudadanas que buscan incidir sobre asuntos específicos relacionados con temas como género, salud, educación, ambiente, bienestar social, desarrollo, cultura y derechos humanos, entre otros, que por lo general actúan para cubrir de manera directa las incapacidades estatales para dar respuestas a demandas postergadas y crecientes de una gran porción de la población, siendo que como decía Sorel que “la perspicacia política de los hombres parece estar ligada fuertemente a las condiciones que determina su existencia”.

Los dirigentes del liberalismo económico y político en México, es decir, neoliberales, tienen suficiente inteligencia y astucia como para comprender que la perspicacia de nuestra sociedad mexicana, en medio de duras condiciones de su existencia, les lleva a exigir una nueva política que coincida con su expresión de justicia, cuestión que los intereses de esas dirigencias de poder, les han impedido por todos los medios, ya sea a través de imponerse en cada elección política para hacerse de complicidad y mantener las relaciones de corrupción, como también los métodos de represión, que van desde el control sindical, el sometimiento intelectual de la sociedad, contención y represión física contra líderes o movimientos sociales, hasta el asesinato y desaparición forzada; siendo que   la sociedad civil tendría dos componentes principales: por un lado, el conjunto de instituciones que definen y defienden los derechos de las y los ciudadanos y que propician su libre asociación, la posibilidad de defenderse de la acción estratégica del poder y del mercado y la viabilidad de la intervención ciudadana en la operación misma del sistema; por otra parte, estaría el conjunto de movimientos sociales que continuamente plantean nuevos principios y valores, nuevas demandas sociales, así como vigilar la aplicación efectiva de los derechos ya otorgado. Así, la sociedad civil contendría un elemento institucional definido básicamente por la estructura de derechos de los Estados de bienestar contemporáneos, y un elemento activo, transformador, constituido por los nuevos movimientos sociales.

Esto es, la sociedad civil es el dominio de los actores sociales que se orientan al mismo tiempo por valores culturales y por relaciones sociales a menudo conflictivas. Es la separación de la sociedad civil y el Estado la que permite la creación de la sociedad política. La democracia afirma la autonomía del sistema político, pero también su capacidad de establecer relaciones con los otros dos niveles de la vida pública (el Estado y la sociedad civil), de manera que en último análisis sea la sociedad civil la que legitime al Estado.

Para Antonio Gramsci, no existe «una» sociedad civil, sino diversos intereses confrontados entre sí en una lucha por la hegemonía cultural:

«La sociedad civil implica pluralismo. La teorización gramsciana impide caer en visiones idílicas sobre la sociedad civil. Ésta no es uniforme. En ella se genera conflictividad. Al interior de la sociedad civil se suscitan múltiples luchas, a través de las cuales un tipo de organismos privados prevalece sobre otros. En la sociedad civil se da la lucha por la hegemonía y la lucha contrahegemónica. Hay intereses antagónicos y en disputa por controlar la producción y orientación cultural».

Precisamente es en éste punto donde encontramos que Gramsci nos permite reflexionar sobre el papel que ejercen los organismos privados, en asociación cómplice con gobiernos, partidos políticos afines y los aparatos de comunicación orgánicos, quienes comprenden que sus intereses ya no es posible sean el peso del poder, en cuanto a que la sociedad pasa de evidenciar y cuestionar la supuesta legitimidad cómplice de Estado-empresa-medios de comunicación, son causantes de la ruptura representativa, legal y de justicia, al violar los derechos ciudadanos en cada sexenio, mismos que ya no son legítimos ante la protesta social.

Cuando la sociedad civil se manifiesta y expone sus reclamos hacia un nuevo proceso de demandar un gobierno que les corresponda y no sea quienes usurpan la democracia y leyes, una vez más pretenden vender la idea de que actuarán con legitimidad, creando otros aparatos de Organizaciones Civiles, como también vistiendo a partidos políticos de un disfraz de demócratas, asumiéndose como una “sociedad civil legítima” en las aspiraciones sociales en general, como lo encontramos en que representantes de la oligarquía cimarrona representada por Claudio X. González y Gustavo de Hoyos, consideran que si la sociedad se moviliza, es urgente su contención, manipulación y alienación.

Para ello, urge darle una nueva fisonomía a los partidos políticos de la triada PRIAND, más el invento de diversas organizaciones con careta de “sociedad civil”, concentradas en lo que les llamó“Sí por México”,  “Va Por México”, asociación civil Mexicanos Contra la Corrupción que se dice “sin fines de lucro” y goza de privilegios fiscales y se financia con donaciones, incluyendo con recursos de la USAID, que es un brazo de la CIA, entre otras más en un total de 65 “asociaciones civiles”, que son en realidad fachada de la oligarquía.

Claudio X. González Guajardo, presidente de Mexicanos Primero, le gusta presentarse como un «empresario y activista social que lucha por elevar el nivel educativo de los mexicanos». Su lema es «¡más educación, menos política!»; sin embargo, su actividad central es la política. A su vez, es quien organiza, dirige y ordena por medio de “Mexicolectivo”, contra la Nueva Educación Mexicana.

“Nunca dudes de que un pequeño grupo de personas pensantes y comprometidas puedan cambiar el mundo. De hecho, son las únicas que alguna vez lo han logrado”. Margaret Mead

No es esa su única contradicción. Se asume como representante de la sociedad civil, pero aboga en favor del mundo empresarial. Pontifica desde el púlpito de una supuesta superioridad moral ciudadana sobre políticos, maestros y sindicalistas, pero impulsa una agenda claramente patronal. Presume ser garante de lo público, pero invariablemente defiende intereses privados.

Es así como pretenden minar cada acto de gobierno de la presidencia de la república, emitiendo amparos a través de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como también protegiendo delincuentes de todo tipo, incluyendo liberación de criminales.

Desde 2018 a la fecha, es la constante su pretención de usar membretes de sociedad civil, para presionar por todos los medios al pueblo de México, de que ellos poseen la “legitimidad” de que ven por el “bien común” de la nación, recurriendo a una farsa política a través de su alianza partidista Va por México integrada por los partidos opositores Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática –auspiciada por Claudio X González– anunció su proceso de selección del candidato(a) a la Presidencia, para lo cual presentó la iniciativa Frente Amplio por México a la que se suman organizaciones de la sociedad civil afines, como Unidos por México también impulsada por Claudio luego de eliminar a supuestos contendientes impone a Xóchil Gálvez, haciéndola pasar como de un pueblo originario, de la pobreza a poseedora de fuerte suma, gracias a su “esfuerzo, de tener experiencia en gobierno con Vicente Fox hasta ser Senadora, de ahí a candidata a la presidencia de la república.

Mediante sus opinadores en medios de comunicación la legitiman y venden como ocurrente y hábil para contestar todo, pero, en cada expresión se contradice y desmiente ella misma. Es su producto un Golem es la manifestación de lo absoluto, mejor dicho su simulación, un simulacro, una aprendiz de candidata que encarna a este otro inacabado e imperfecto. En función de su cualidad de obra inacabada, el Golem carece de identificación real con la verdadera sociedad civil.

Finalmente. A partir del movimiento estudiantil popular de 1968 aparecen conjuntos de asociaciones civiles interpeladas por la falta de democracia, por la represión, por el autoritarismo, claramente preocupadas por los derechos humanos, en contra de la tortura y la desaparición forzada y por la democratización del país.

“La rebeldía es la vida: la sumisión es la muerte”. Ricardo Flores Magón

El futuro de la sociedad civil en México encierra un conjunto de preguntas que nos llevan a pensar no sólo el futuro de la sociedad civil, sino el futuro de la sociedad mexicana.

Estamos ante las preguntas de: ¿Qué México queremos? ¿Queremos un México de tradición autoritaria, paternalista, asistencialista, o un México de participación ciudadana, un México que nos imaginamos con una sociedad adulta, un México que defiende los derechos humanos, que defiende el territorio e impulsa la participación ciudadana?

Estamos finalmente ante una disyuntiva de cómo imaginamos el México del futuro, no sólo el México de las organizaciones civiles, sino el México de todas y de todos.

Creo que ese es el reto que tenemos, qué papel tenemos que jugar las organizaciones de la sociedad civil en el futuro de nuestro país.

Frente a la institucionalización del clientelismo por el partido de Estado durante 50 años del siglo pasado que corporativizó a organizaciones obreras, campesinas y populares durante dos tercios del siglo pasado, había un México de poca sociedad civil y mucha administración, aunado a una oligarquía voraz de poder y sus intereses mezquinos. Próximo tema: Las tribulaciones de Ebrad.

rodrigo.ivan@yahoo.com.mx

Fuentes:

Jorge Sorel. Reflexiones sobre la violencia. Edit. Actualidad. Montevideo. 1961

Alonso, J. (1996). La sociedad civil en óptica gramsciana. Sociedad Civil, No. 1, Vol. I. FAM, México, p. 16.

Antonio Gramsci. La política y el estado moderno. Premia editora. Tlahuapan , Puebla. 1981

Ignacio Buqueras. Más sociedad, menos y mejor estado: pasado, presente y futuro de la sociedad civil (Kedin Moreno edición). Editorial Complutense. España. 2002

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