Las crecientes protestas en Estados Unidos y Europa contra la guerra en Gaza recuerdan el papel histĆ³rico de los estudiantes en el devenir polĆtico de los paĆses. ĀæCuĆ”l es la situaciĆ³n de los movimientos universitarios en AmĆ©rica Latina? ĀæEstĆ”n a la altura del momento que vive el subcontinente?
Por Grisha Vera / Connectas
Como suele ocurrir con los acontecimientos polĆticos, las escenas de las protestas universitarias de las Ćŗltimas semanas llevaron a los medios a rememorar el legendario ciclo de 1968. Entonces, estudiantes de Estados Unidos y Europa protestaban, entre otras muchas cosas, contra la guerra de Vietnam.
Esa ola tambiĆ©n tuvo sus expresiones en AmĆ©rica Latina, influenciadas en buena parte por los ideales de los dos grandes polos de la Guerra FrĆa. En 1968 se registraron protestas importantes en Brasil, MĆ©xico y Uruguay. āEn vĆsperas de la celebraciĆ³n de los XIX Juegos OlĆmpicos en Ciudad de MĆ©xico, el 2 de octubre fueron masacrados estudiantes por la fuerza pĆŗblica en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. La identidad de los perpetradores, asĆ como el verdadero nĆŗmero de vĆctimas, no han sido esclarecidas hasta la actualidadā, reseƱa el libro Movimientos estudiantiles en AmĆ©rica Latina, interrogantes para su historia, presente y futuro, de NicolĆ”s Dip.
Hoy, los contextos son distintos. Tras las protestas en al menos 60 centros educativos de Estados Unidos, estudiantes de la Universidad AutĆ³noma de MĆ©xico tambiĆ©n se plantaron en su campus para pedir a su gobierno cortar relaciones diplomĆ”ticas con Israel. Y apenas unos dĆas antes, en el polo opuesto del continente, los estudiantes argentinos salieron a las calles de Buenos Aires, junto a sindicatos y otras organizaciones sociales, a defender la educaciĆ³n universitaria pĆŗblica y gratuita.
Sin embargo, desde finales del siglo XX, se debate sobre la verdadera vigencia y protagonismo de los movimientos estudiantiles en la polĆtica y cultura latinoamericana. Algunos reclaman la pasividad de las nuevas generaciones frente a un contexto convulso de guerras, revoluciĆ³n tecnolĆ³gica y avances del autoritarismo. āSon problemas ciertamente muy relevantes, pero con los cuales los movimientos estudiantiles en AmĆ©rica Latina, tengo la impresiĆ³n, no estĆ”n teniendo una relaciĆ³n muy directaā, comenta Juan Sandoval, profesor titular de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de ValparaĆso.
Pero ademĆ”s, como en el caso de Argentina, los universitarios enfrentan problemas locales apremiantes, como las polĆticas contrarias a la educaciĆ³n pĆŗblica de Javier Milei. Guadalupe Seia, doctora en Ciencias Sociales e investigadora de los movimientos estudiantiles, comenta: āParticularmente acĆ” en Argentina, si bien ha habido movilizaciones en apoyo a la causa palestina y contra las acciones del Estado de Israel, mĆ”s vinculados a sectores de izquierda que a veces confluyen con universitarios, no se ha logrado movilizar a la comunidad universitaria, porque bĆ”sicamente estĆ” en duda la supervivencia de las universidadesā.
Para Sandoval, los movimientos latinoamericanos estarĆan desconectados de las causas globales por la mercantilizaciĆ³n que han experimentado las sociedades de la zona, la masificaciĆ³n de la educaciĆ³n universitaria y los cambios de valores e intereses de las juventudes. āEntonces eso tambiĆ©n hay que ponerlo en perspectiva. Efectivamente en AmĆ©rica Latina hubo alguna influencia del discurso internacional contra las dimensiones coloniales, que estaban muy influenciadas por la izquierda latinoamericana. Pero ese tipo de discurso hoy dĆa tiene una influencia mucho menor en el sentido comĆŗn de los jĆ³venesā.
Los movimientos estudiantiles de hoy
En la Ćŗltima dĆ©cada, las protestas estudiantiles en Chile, Colombia, Nicaragua y Venezuela estuvieron en la mira internacional por la represiĆ³n de sus gobiernos y el grado de violencia que alcanzaron. Esas grandes protestas tuvieron como comĆŗn denominador que respondĆan solo a las demandas locales. āLos hitos del movimiento estudiantil de los Ćŗltimos 20 aƱos han sido nacionales y muy directamente provocados, al menos en su inicio, por causas sectoriales. Es decir, por temĆ”ticas que afectan a las familias de los estudiantesā, comenta Sandoval.
Seia advierte que estos movimientos no deben entenderse como si fueran homogĆ©neos, ya que tienen diferencias importantes incluso en cada paĆs segĆŗn su capacidad organizativa, relaciones con el poder y orientaciones ideolĆ³gicas. Por ejemplo, explica que, en Argentina, y en varios paĆses del Cono Sur, desde la Reforma Universitaria de 1918, los estudiantes tienen una estructura organizacional jerĆ”rquica y compleja. Pero que en otros paĆses como MĆ©xico se autoconvocan y organizan en los momentos de crisis.
El nicaragĆ¼ense Lesther AlemĆ”n, lĆder universitario desterrado por el rĆ©gimen, explica que en su paĆs predominaba una representaciĆ³n controlada por el Frente Sandinista. āEn un primer momento la UniĆ³n Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNED) fue organizada con el espĆritu de hacer de las universidades un espacio para garantizar la autonomĆa universitaria posterior a la guerra nacional entre el sandinismo y la contra. Este brazo estudiantil se tergiversĆ³ ya que se convirtiĆ³ en una entidad de represiĆ³n, de extorsiĆ³n y de adoctrinamiento dentro de los recintos estudiantilesā.
Pero en 2018 hubo un quiebre y los estudiantes se autoconvocaron para protestar contra las reformas al sistema de seguridad social. A ellos se sumaron otros jĆ³venes y diversos sectores de la sociedad durante casi dos meses de protestas que impulsaron la creaciĆ³n de la Alianza Universitaria NicaragĆ¼ense. āTrabajamos de cara a hacer un movimiento con estudiantes y jĆ³venes de otros sectores con un perfil polĆtico, porque nosotros comprendimos que habĆa mĆ”s necesidades en el paĆs, no Ćŗnicamente las del presente y futuro inmediato en espacios dentro de nuestros recintos, sino una demanda mĆ”s nacional: la libertad del paĆs, la democracia, la tolerancia, la construcciĆ³n de paz y de justiciaā. Hubo muertos, presos y desterrados. Sin embargo la Alianza, confirma AlemĆ”n, sigue operando desde el exilio y la clandestinidad.
En Venezuela, el movimiento estudiantil se ha caracterizado por liderar protestas contra los gobiernos chavistas. En 2024, en el contexto de las elecciones presidenciales se han pronunciado a favor de los candidatos unitarios de oposiciĆ³n, han increpado al Consejo Nacional Electoral sobre la efectividad y transparencia del proceso electoral. Incluso se comprometieron a impulsar el registro de los mĆ”s jĆ³venes.
MĆ”s allĆ” de la amplitud de sus causas, los expertos coinciden en que los movimientos estudiantiles han desempeƱado un papel importante en las movilizaciones de sectores mĆ”s amplios de la sociedad y en este contexto han logrado sus conquistas. āEl movimiento estudiantil chileno, por ejemplo, en los Ćŗltimos 10 aƱos jugĆ³ un rol extraordinariamente relevante en dinamizar la polĆticaā, argumenta Sandoval. Y aƱade: āel presidente de la RepĆŗblica y su ministra polĆtica vocera fueron los presidentes de la FederaciĆ³n de Estudiantes de la Universidad de Chile en los aƱos 2011 y 2012, respectivamenteā.
Sandoval agrega que los movimientos universitarios tambiĆ©n constituyen espacios de aprendizaje para las estructuras polĆticas que luego pueden derivar en la militancia de partidos polĆticos u otras formas de movimientos sociales.
En Venezuela, Argentina y MĆ©xico tambiĆ©n es evidente esta situaciĆ³n. Por ejemplo, en este Ćŗltimo, la candidata favorita para las prĆ³ximas elecciones presidenciales militĆ³ en los movimientos estudiantiles. Sin embargo, Seia advierte que no se debe perder de vista que estas representaciones tienen su grado de autonomĆa, ni pensar que todos los polĆticos comienzan sus carreras en la representaciĆ³n de movimientos estudiantiles.
Sandoval apunta que ademĆ”s esos movimientos dinamizan el debate ideolĆ³gico. āEsto es especialmente claro en el caso de los progresistas y de izquierda. Por ejemplo, supusieron la incorporaciĆ³n de un conjunto de contenidos como el feminismo o los movimientos medioambientalesā. Seia coincide y recuerda que las estudiantes de Argentina y Chile fueron un actor clave en las protestas feministas de 2018.
Como concluye el libro de Dip, el impacto que logren los movimientos estudiantiles en AmĆ©rica Latina dependerĆ” de su poder para articularse con otras organizaciones polĆticas y sociales. āPoco podemos prever respecto de lo que concretamente va a suceder en el futuro estudiantil en los distintos paĆses de la regiĆ³n. La frontera que separa lo educativo y lo gremial de lo polĆtico es siempre tenue y, al mismo tiempo, los movimientos estudiantiles son imprevisiblesā.