El Asalto al Capitolio es un mensaje claro de que hay democracias en riesgo, según experto de la Universidad AnÔhuac y ex embajador de México en EUA
Ciudad de Puebla, MĆ©xico.- Al exterior, el asalto al Capitolio ha cuestionado duramente la democracia estadounidense. En MĆ©xico, el presidente AndrĆ©s Manuel López Obrador llamó a la prevalencia de la democracia y la paz. La Canciller alemana Angela Merkel lamentó las āperturbadorasā imĆ”genes y culpó a Trump de haber contribuido a una atmósfera propicia para este tipo de incidentes. Emmanuel Macron, presidente de Francia, lamentó que āen una de las democracias mĆ”s antiguas del mundo, los partidarios de un presidente saliente toman las armas para desafiar los resultados legĆtimos de una elecciónĀ».
AsĆ lo fue sintetizando el Embajador de MĆ©xico en retiro y actual Director de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad AnĆ”huac Puebla,Ā JosĆ© Evaristo Ramón Xilotl RamĆrez.
Maria Zajarova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, llamó al hecho como un acto interno, mientras seƱaló al sistema electoral estadounidense como āarcaicoā y que āno cumple los estĆ”ndares democrĆ”ticosā, mientras que HosĆ”n Rohani, presidente iranĆ, seƱaló este evento como parte de Ā«la aniquilación de la democracia occidentalĀ», y el mandatario turco lo calificó como una ādesgracia para la democraciaā.
China, por medio de Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Exteriores, expresó que el incidente serĆ” superado para continuar con Ā«la paz, la estabilidad y la seguridadĀ». Otros lĆderes y organismos internacionales que condenaron los hechos fueron el mandatario argentino, Alberto FernĆ”ndez, la ONU y la Unión Europea.
Al interior, diversos legisladores han pedido poner en marcha la 25ĀŖ Enmienda de la Constitución para retirar a Trump de la Presidencia, al culparlo de incitar a los manifestantes que entraron violentamente al edificio del Capitolio. āLos pedidos de destitución se han ido difundieron rĆ”pidamente en las redes sociales entre legisladores demócratas, comentaristas y hasta algunos republicanosā.
Adam Kinzinger, congresista republicano, fue el primero de su partido en hacer esta petición, āel presidente provocó esto, el presidente no es apto, el presidente no estĆ” bienā. El lĆder demócrata en el Senado, Chuck Schumper, escribió āeste presidente no puede estar en el cargo un dĆa mĆ”sā. Nancy Pelosi, lĆder de la CĆ”mara de Representantes, dijo que destituir a Trump es āuna urgencia de suma importanciaā. Otros congresistas demócratas fueron Ted Liu, Charlie Crist, Ilhan Omar, entre otros. TambiĆ©n se sumó Leon Russell, presidente de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP), el exfiscal general William Barr, aliado de Trump hasta hace un mes, y Anthony Scaramucci, ex director de comunicaciones de la Casa Blanca de Trump. Por su parte, Biden seƱaló a los manifestantes como āuna turba desenfrenada. Insurrectos. Terroristas domĆ©sticosā, mientras seƱaló a Trump de Ā«incitar a una turba para atacar el Capitolioā, sus representantes, y al propio vicepresidente Pence āpara evitar que el Congreso ratificara la voluntad del pueblo estadounidenseĀ».
Esta serie de acontecimientos provoca diversas reflexiones:
1. Es un hecho sin precedentes
2. Fue instigado por el ejecutivo federal de ese paĆs.
3. Provoca la reflexión si el sistema electoral estadounidense necesita reformarse, para evitar los potenciales mecanismos de desconocimiento de la voluntad popular.
4. DaƱa profundamente la imagen de la democracia estadounidense, que siempre ha sido un referente a escala mundial.
5. La elección de personajes que nos son polĆticos profesionales lleva al poder a personas no preparadas y de bajo nivel emocional para la alta responsabilidad de Presidente de los Estados Unidos.
6. El desdĆ©n por el sistema multilateral, establecido y sostenido por los mismos Estados Unidos durante los Ćŗltimos 100 aƱos -al cual afectó gravemente la polĆtica exterior de la administración Trump-, vuelve a recordar el aserto aquel de que para elegir presidente de esa nación debe votar todo el mundo y no solamente dejar esa responsabilidad en el elector estadounidense, que ademĆ”s queda mediatizado y alterado por el sistema de votos electorales. Mismo que, en los Ćŗltimos 30 aƱos, tres veces ha demostrado la ilógica de que, pese a la voluntad de la mayorĆa manifestada a travĆ©s del voto directo, gana la elección un presidente por voto electoral y recibe el poder sin el mayor apoyo popular.